Las bases imponibles
Las bases imponibles de los principales impuestos crecieron un 4% en el conjunto del año 2019, casi dos puntos menos que en 2018 (5,8%). Es el primer año desde 2014 en el que el crecimiento anual es inferior al del año anterior. El incremento es similar al que registró la suma de la demanda interna y la remuneración de asalariados que son los dos indicadores macroeconómicos de referencia.
La desaceleración del crecimiento se observó tanto en las bases ligadas a las rentas como en las vinculadas al gasto, aunque con más intensidad en estas últimas. En el primer caso el crecimiento en 2019 fue del 4,6%, punto y medio por debajo de la tasa estimada para 2018; en las bases relacionadas con el gasto, el aumento se cifra en el 3%, por debajo del 5,3% precedente.
Tanto la ralentización del crecimiento como la evolución dentro del año estuvieron marcadas, principalmente, por cuatro hechos: el distinto comportamiento de las rentas de los hogares en el primer y segundo semestre del año por el escalón que se produjo en los crecimientos en la segunda mitad de 2018 tras las subidas de salarios públicos y pensiones propiciadas por la aprobación de los Presupuestos en julio; la caída de la base imponible del Impuesto sobre Sociedades en el tercer trimestre al compararse con un dato del año anterior excepcionalmente elevado; la progresiva moderación de la demanda interna que afectó al gasto sujeto al IVA; y el descenso de los precios de los productos energéticos en el segundo semestre del año con su consiguiente efecto sobre el valor de los consumos de los Impuestos Especiales. Estos cuatro elementos provocaron que el crecimiento en la primera mitad del año fuera superior al de la segunda, aunque las diferencias realmente se concentraron en el tercer trimestre.
Las rentas brutas de los hogares crecieron en 2019 un 5,3%, (6% en 2018). El comportamiento fue muy distinto en la primera y la segunda parte del año a causa, como se ha indicado, del impacto que tuvieron las subidas de salarios públicos y pensiones incluidas en los Presupuestos del año 2018 desde julio de ese año, a lo que se sumaron nuevas subidas en 2019. El Gráfico 1.11 da cuenta de ese efecto en los salarios y pensiones que son el principal componente de la renta de los hogares. En el gráfico se aprecia claramente el escalón al alza en el tercer trimestre de 2018, su continuación durante cuatro trimestres y su moderación en la segunda parte de 2019. El crecimiento que se registró en ese último tramo no alcanzó el que se observaba antes del escalón porque este ocultaba la desaceleración que se estaba produciendo en el sector privado como consecuencia del menor ritmo de creación de empleo. El resultado final fue un crecimiento del conjunto de salarios y pensiones durante 2019 ligeramente inferior al 2018 (5,1% frente al 5,3%).
Por su parte, las rentas de capital (mobiliario, arrendamientos y ganancias patrimoniales) aumentaron en 2019 un 7,1% (Cuadro 2.1). El crecimiento fue la mitad del experimentado en 2018 (14,5%), pero este último tuvo un comportamiento peculiar por el adelantamiento de rentas para evitar la subida de tipos que se anunciaba para 2019 y que se manifestó en fuertes subidas en las rentas de capital mobiliario y en las ganancias patrimoniales. Esto mismo se produjo también en 2019, pero no con la suficiente intensidad como para modificar los resultados del conjunto del año. En cualquier caso, la tasa de 2019 se añade a los altos crecimientos registrados en los tres últimos años.
En lo que se refiere a las sociedades, se estima que la base imponible consolidada del Impuesto sobre Sociedades creció un 0,5% en 2019. Los beneficios habrían crecido en el mismo periodo un 2,3%. En ambos casos los resultados fueron inferiores a los de 2018 (6,1% y 9%, respectivamente). En el mismo sentido, la información sobre la evolución de los beneficios que se deduce de las declaraciones presentadas en 2019 por Grandes Empresas y grupos supuso una caída de los mismos, concentrada en los grupos (cinco de ellos que tuvieron un comportamiento excepcionalmente bueno en 2018 explican todo el descenso), en tanto que en las Grandes Empresas el crecimiento habría sido del orden del 1%.
En la parte referida al gasto, el gasto final sujeto a IVA creció en 2019 un 3,4%, más de punto y medio por debajo del aumento registrado en 2018. La evolución a la baja fue consecuencia sobre todo de la desaceleración general de la economía, pero también del moderado incremento de los precios. Todos los componentes del gasto (hogares, AA.PP., vivienda) mostraron la misma tendencia, aunque fue más acusada, en términos de tasas, en la venta de vivienda nueva.
Finalmente, el valor de los consumos sujetos a Impuestos Especiales creció tan solo un 0,6% en 2019 (7,2% en 2018). Los cambios drásticos que se observan en esta serie suelen obedecer a la evolución de los precios energéticos y, en particular, los relacionados con gasolinas y gasóleos. En 2019 estos precios crecieron un 1,2%, con todo el crecimiento acumulado en el primer semestre (en el segundo disminuyeron un 1%); en 2018, en cambio, subieron más de un 9%. No obstante, si se atiende a los consumos físicos los resultados no son mucho mejores. En las principales figuras el consumo creció muy poco o disminuyó: el consumo de gasolinas y gasóleos aumentó un 0,5% (casi dos puntos menos que en 2018), el consumo de electricidad disminuyó un 1,8% y las salidas de cajetillas de tabaco desde los depósitos fiscales descendieron un 1,9%. Solo el consumo de alcohol sujeto a Impuestos Especiales se incrementó respecto a 2018 (1,7% en alcohol y bebidas derivadas y un 2,3% en cerveza), además a mayor ritmo que entonces.