4. El Impuesto sobre el Valor Añadido
En 2019 los ingresos por IVA fueron de 71.538 millones, lo que supuso un crecimiento del 1,9%.
La evolución de la recaudación estuvo enmarcada, como en otros casos, en una tendencia general de desaceleración a lo largo del año. El comportamiento del IVA bruto, que es mejor aproximación a lo que sucede dentro del año que el total del impuesto, ilustra esta tendencia: en la primera mitad el año los ingresos brutos (sin los ingresos procedentes de otros períodos) aumentaban a tasas superiores al 4% y, sin embargo, el crecimiento final del año fue del 3,6%. A ello hay que añadir que las devoluciones aumentaron de forma significativa, por encima del 8%, lo que limitó el avance de la recaudación.
El gasto final sujeto a IVA creció un 3,4%, más de punto y medio por debajo del aumento registrado en 2018 (Cuadro 4.1). La evolución a la baja fue consecuencia tanto de la desaceleración general de la economía como del moderado incremento de los precios en 2019 (Gráfico 4.1).
Todos los componentes del gasto mostraron la misma tendencia, aunque fue más acusada en la venta de vivienda nueva. El gasto en consumo de los hogares aumentó un 3,3%, casi punto y medio por debajo del crecimiento registrado un año antes. A pesar de que la ralentización del crecimiento en el consumo fue menor que la observada en el gasto en vivienda, el hecho de que este componente represente más del 80% del gasto total, hace que su incidencia en la desaceleración del mismo sea mucho mayor, como se puede apreciar en el Gráfico 4.2. El gasto en vivienda nueva se redujo más de siete puntos, desde el 12% de 2018 hasta el 4,9%. Tras haber registrado en los últimos tres años un crecimiento medio cercano al 12%, en 2019 se produjo una notable desaceleración que se agudizó en el segundo semestre, en línea con el descenso sufrido por las transmisiones de vivienda nueva (Gráfico 4.3). La desaceleración en el gasto de las AA.PP. fue similar a la de los hogares (3,6% frente al 4,9% de 2018), y al igual que lo ocurrido el año anterior, la causa estuvo en el comportamiento del gasto en inversión que en 2019 cayó al 1,9% desde el 11,9% de 2018.
El tipo efectivo del IVA se mantuvo prácticamente invariable un año más, en el entorno del 15,3%, sin haber sufrido cambios significativos desde las últimas subidas de los tipos general y reducido en septiembre de 2012 (Cuadro 4.1 y Gráfico 4.5) . El único cambio normativo provino de la bajada del tipo en los cines, del general al reducido, que entró en vigor a mediados de 2018 (tras la aprobación del Presupuesto) y, por tanto, con impacto únicamente durante la primera mitad de 2019 y de muy baja cuantía (-37 millones, Cuadro 1.5).
El IVA devengado en el período creció un 3,4%, al igual, dada la estabilidad del tipo efectivo, que el gasto sujeto (Cuadro 4.1). El IVA devengado neto (que se diferencia del anterior porque incluye la variación del saldo que las empresas dejan a compensar de un año a otro) creció un poco menos, un 3,3%.
Por su parte, el IVA devengado bruto creció un 3,5% (Cuadro 4.2), con una desaceleración respecto al año anterior de dos puntos y medio, igual a la registrada por el IVA devengado en el período, manteniéndose relativamente constante la relación IVA bruto / IVA devengado, situación en la que permanece desde 2015, cuando se produjo el último cambio relevante en la gestión del impuesto (la liquidación del IVA de Aduanas a través de las autoliquidaciones).
Analizando la evolución del IVA bruto por sus componentes, se observa que tanto las declaraciones mensuales (Grandes Empresas, grupos, otros operadores acogidos al régimen de devolución mensual e IVA de importación), como las trimestrales crecieron a ritmos similares en 2019: 3,5% las primeras y 3,7% las segundas. Pero la ralentización del crecimiento del IVA bruto fue más intensa en las declaraciones mensuales (un punto más), acentuándose en ambos casos en el segundo semestre del año (Gráfico 4.4).
Las solicitudes de devolución crecieron en 2019 un 4,2%, casi tres puntos menos que el año previo. Todo el incremento se debió a las solicitudes de devolución mensuales (más relacionadas con las exportaciones), que aumentaron de forma considerable en el primer trimestre del año, cerrando con una tasa del 6,1%, valor similar al del año anterior. Sin embargo, las solicitudes anuales (ligadas a los tipos reducidos a los que venden las empresas de menor tamaño), cayeron un 2,3%, lo que supone una reducción de casi diez puntos respecto al incremento de las solicitadas un año antes (Cuadro 4.2).
Una vez superada la distorsión que supuso la entrada en vigor del SII, la evolución de los ingresos brutos se asemejó a la del impuesto devengado (creció un 3,6%), pero el notable crecimiento de las devoluciones realizadas hizo que los ingresos totales por IVA crecieran a un ritmo inferior (1,9%).
El año 2019 se caracterizó por el aumento de las devoluciones realizadas de IVA mensual: un 10,3%, motivado tanto por las devoluciones correspondientes al ejercicio anterior (que crecieron un 14%) como a las del propio ejercicio (8,3%). En ambos casos el avance se debió al mayor importe de solicitudes unido a un ritmo de realización superior al alcanzado un año antes. Las devoluciones anuales realizadas en 2019, sin embargo, crecieron a un ritmo menor (3,5% frente al 9,5% de 2018). Hay que recordar que la mayor parte de estas devoluciones corresponden a las solicitudes del ejercicio 2018, cuya presentación se produjo a final del mes de enero de 2019. Si bien el importe solicitado fue mayor al del año anterior, el ritmo de realización fue inferior. Por último, también se incrementaron las devoluciones por ajustes forales (4,8%), aunque con menos intensidad que en los tres años previos (con un aumento medio cercano al 9%).
En términos de caja los ingresos brutos crecieron un 3,6% en 2019, y, al igual que en el impuesto devengado, el aumento fue algo superior en las declaraciones trimestrales que en las mensuales (un 4% y un 3,3% respectivamente, Cuadro 4.2), mostrando en ambos casos una pauta de desaceleración a lo largo del año.