Los tipos efectivos
Se estima que el tipo medio efectivo sobre la renta y el gasto en 2021 fue del 15,3%, con un incremento del 1,8% con respecto a 2020 (Cuadro 1.3). La estimación es provisional hasta que se complete el año 2021 con las declaraciones anuales del IRPF y del Impuesto sobre Sociedades, que se conocerán, en su mayor parte, entre junio y julio. Con la información disponible, el tipo medio recuperó la tendencia alcista que seguía antes del año 2020 (Gráfico 1.21) y alcanzó el nivel máximo que ya tuvo en 2014, el año anterior a la última reforma de calado en la imposición indirecta. Hay que recordar que la tendencia creciente es consecuencia, fundamentalmente, del crecimiento continuo que se produce en el tipo efectivo sobre la renta de los hogares. En 2021 esa tendencia se vio además acentuada por el aumento del tipo efectivo sobre la base que se observó en el Impuesto sobre Sociedades. A diferencia de lo que sucedió en 2020, en 2021 sí se introdujeron cambios normativos que afectaron a los tipos (entre otros, la subida de tipos en las bases general y del ahorro en el IRPF para las rentas más altas, la limitación a la exención de rentas del exterior en el Impuesto sobre Sociedades, la subida de tipos en el IVA para bebidas azucaradas y edulcoradas y la rebaja de tipos en el IVA del consumo doméstico de electricidad y en el Impuesto Especial sobre la Electricidad), aunque su importancia en la variación de los tipos efectivos fue relativamente baja. Pesaron más otros efectos, consecuencia de los cambios que se habían producido en la composición de las bases en 2020 (mayores prestaciones por desempleo, menor gasto en servicios a tipos reducidos del IVA, …).
En el IRPF el tipo efectivo subió hasta el 13,2%, un 3,2% más que en 2020, año en el que prácticamente se había quedado igual que en 2019 (Cuadro 2.1). El aumento tuvo su origen básicamente en tres elementos: los cambios normativos con la subida del tipo en la base general y del ahorro para las rentas más altas (2 puntos en la tarifa estatal a partir de los 300.000 euros en el primer caso y 3 puntos desde los 200.000 euros en el segundo) y la modificación de los límites en las reducciones ligadas a los planes de pensiones; el incremento del tipo de las pensiones (debido, sobre todo, al habitual efecto deslizamiento hacia pensiones medias más altas por los nuevos pensionistas que entran en el sistema); y la pérdida de importancia en 2021 de las prestaciones por desempleo, con tipos medios casi cero, y que en 2020 habían hecho bajar el tipo efectivo. El aumento del tipo provocado por estos elementos se vio matizado porque a lo largo del año fue aumentado la aportación en las rentas de los hogares de los salarios de las pymes que, con menores tipos medios, presionaron a la baja sobre el tipo efectivo, lo contrario de lo que había sucedido el año anterior.
El tipo efectivo sobre la base imponible en el Impuesto sobre Sociedades fue en 2021 del 21,4%, un 4% mayor que el estimado para 2020 (Cuadro 3.1). Si el tipo se calcula sobre los beneficios, el resultado es un tipo casi igual al del año anterior (9,15% frente al 9,17% de 2020). La variación de los tipos es consecuencia casi en exclusiva del distinto crecimiento que se estima para bases y tipos en los diferentes grupos de empresas. El único cambio normativo de relevancia con impacto (la limitación a las exenciones de rentas exteriores del artículo 21 de la ley) elevó ligeramente el tipo en el grupo de empresas afectadas, aunque su importancia en el conjunto es menos significativa.
En el IVA el tipo efectivo se situó en el 15,3%, un 0,1% inferior al de 2020 y aproximadamente igual a la media de los últimos seis años (Cuadros 1.3 y 4.1). En 2021 hubo cambios significativos en el impuesto con el aumento del tipo del 10% al 21% para las bebidas edulcoradas y azucaradas, recogido en los Presupuestos para 2021, y la rebaja desde el 21% hasta el 10% del tipo aplicable, básicamente, al consumo doméstico de electricidad, vigente desde finales de junio, que se unieron a medidas heredadas de los RDL 15, 34 y 35 del año pasado que regulaban el tipo 0 en productos COVID y vacunas y el tipo superreducido de las mascarillas. Sin embargo, todos estos cambios no se tradujeron en una variación del tipo agregado. Además, se fueron recuperando gastos con tipos reducidos (como son los de hostelería y restauración), que se vieron muy afectados por las limitaciones a la actividad en 2020, y en la segunda parte del año se produjeron incrementos fuertes en los precios de algunos productos que van al tipo general (como es el caso de los carburantes).
El tipo medio efectivo en los Impuestos Especiales, calculado como la proporción del impuesto devengado respecto al valor de los consumos, se redujo un 10,6%, cayendo a su nivel más bajo desde 2014. Como se advierte en todos los informes, este tipo se incluye solo a efectos de completar el análisis de bases, tipos e ingresos, pero no es el tipo que se aplica (en varias figuras la base la conforman los consumos físicos y solo en dos -tabaco y electricidad- tiene importancia el valor). Además, en ausencia de modificaciones normativas, este tipo efectivo se mueve en sentido contrario al de los precios de los productos energéticos, que son los que determinan el valor de los consumos. En 2019 y 2020 esos precios disminuyeron, lo que llevó a un crecimiento del tipo, y en 2021 aumentaron con intensidad y eso desembocó en el abultado descenso del mismo.