5. Los Impuestos Especiales
Los Impuestos Especiales fueron los que, entre las grandes figuras, peores resultados cosecharon en 2021. Los ingresos por estos impuestos crecieron un 5%, hasta los 19.729 millones de euros, y a final de año todavía eran un 7,7% inferiores a los de 2019. En este resultado conjunto influyeron factores muy diversos. En el Impuesto sobre Hidrocarburos los ingresos aumentaron un 11,3%, pero en 2020 habían retrocedido un 15,8%. Su evolución a lo largo del año fue de progresiva mejora, pero no con el ritmo suficiente como para revertir el descenso del año anterior. Las limitaciones a la movilidad que todavía subsistían al final de 2020 y primeros meses de 2021 y los efectos de la tormenta Filomena a comienzos del año, junto con la fuerte subida de los precios, lastraron la recuperación. La caída que se registró en el Impuesto sobre Labores del Tabaco (-2,1%) es la quinta consecutiva en los últimos años. El consumo se mantuvo prácticamente estable, y los precios medios disminuyeron (por el mayor consumo de variedades más baratas) a pesar de que en el último trimestre se produjeron subidas en las marcas más representativas. En el Impuesto sobre la Electricidad el descenso de los ingresos (-12,2%) se explica por la bajada del tipo en vigor desde mediados de septiembre y para el que se estima un impacto de 336 millones. Con este importe los ingresos estarían aproximadamente al mismo nivel que en 2019, con precios más altos que los de entonces. En los impuestos sobre el alcohol, después de un comienzo muy negativo por los malos datos de consumo de finales de 2020, se fueron registrando tasas elevadas que llevaron el crecimiento en el año al 7%, pero los ingresos nunca llegaron a superar los de 2019 (-12,9% respecto a ese año).
En 2021 aumentaron todos los consumos de los productos sujetos a II.EE. (Cuadro 5.1), impulsados por el relajamiento de las restricciones a la movilidad y otras limitaciones, creciendo con mayor intensidad en aquellos casos en los que la incidencia de la pandemia fue mayor en 2020, como sucede con las gasolinas y los gasóleos (11,4%) o con el alcohol (33,2% el de mayor graduación). También creció el consumo de cerveza (7,5%) y electricidad (2,7%), mientras que el consumo de tabaco permaneció prácticamente estable (0,4%, 0,2% el de cigarrillos). Sin embargo, estos crecimientos no fueron suficientes para alcanzar los niveles de 2019 en ningún producto.
LUn factor reseñable en 2021 fue el del repunte de los precios, especialmente en la parte final del año, destacando el incremento de los energéticos con aumentos muy intensos desde marzo. Así, el precio medio de gasolinas y gasóleos creció un 18,5% (un 29,9% antes de impuestos; Cuadro 9.1) por el aumento de la demanda a lo largo del año, y las tensiones a nivel mundial que impulsaron el precio del barril de petróleo en euros hasta subir por encima del 65%. En la electricidad el incremento antes de impuestos fue del 14,8%, si bien el del precio de venta al público se redujo hasta el 7,4% gracias a la radical rebaja del tipo que se produjo a mediados de septiembre (Cuadro 5.7). Por su parte, los precios medios de las bebidas alcohólicas apenas cambiaron respecto al año anterior (Cuadro 5.2) y en cerveza el incremento fue mínimo (0,6%, Cuadro 5.3), mientras que el precio medio de venta al público de las labores de tabaco cayó un 0,7%, ya que el incremento del precio de las otras labores no fue suficiente para contrarrestar el menor precio medio de las cajetillas (Cuadro 9.2). En consecuencia, el valor de los productos sujetos a II.EE. (antes del IVA) aumentó un 19,9% gracias al proceso de recuperación de los consumos y a la notable subida de los precios de los productos energéticos (Cuadros 1.3 y 5.1).
En cuanto a los tipos efectivos, el único cambio normativo en 2021 fue la drástica rebaja del tipo en el Impuesto sobre la Electricidad desde mediados de septiembre (del 5,11% al 0,5%). El impacto estimado de esta rebaja en 2021 alcanza los 336 millones de euros (Cuadro 1.5). Pero, como se puede apreciar en el Cuadro 5.1, se han producido otras variaciones en los tipos. Destacan los cambios que se han registrado los dos últimos años en el tipo efectivo de gasolinas y gasóleos, debidos a modificaciones en la composición del consumo de los distintos productos. Así, la mayor caída en 2020 de productos con tipo más alto, como las gasolinas, se tradujo en una bajada del tipo medio, mientras que en 2021 se produjo el efecto contrario. Este efecto composición también se observa en las variaciones del impuesto especial por litro de cerveza.
Los Impuestos Especiales devengados crecieron un 7,1%, quedando aún más de 1.500 millones por debajo del nivel alcanzado en 2019 (-7,1%, Cuadro 5.1). Los impuestos sobre el Alcohol y sobre Hidrocarburos aumentaron en línea con la recuperación de los consumos, y también lo hubiera hecho el Impuesto sobre la Electricidad de no haber estado lastrado por la rebaja del tipo. De hecho, en ausencia de cambio de tipo, esta figura hubiera sido la única en quedar en unos niveles similares a los registrados hace dos años. De los 1.500 millones de menor importe devengado respecto a 2019, más de 700 millones se concentran en el Impuesto sobre Hidrocarburos y más de 300 en el Impuesto sobre Labores del Tabaco, para el que se unen un consumo estancado y unos precios más bajos. El Impuesto sobre el Carbón cae un año más al ser muy residual su uso como materia prima para la generación de electricidad.
El Impuesto sobre Hidrocarburos aumentó un 13,6% (Cuadro 5.5) tras la intensa caída de 2020. El incremento supera en casi dos puntos al avance del consumo por la subida del tipo medio derivado de un mayor uso de productos gravados a tipos superiores. Como en otros impuestos, la evolución a lo largo del año es casi un reflejo de lo sucedido al año anterior, con un primer trimestre en el que se mantuvo el descenso por el impacto de Filomena y las restricciones aún vigentes por la pandemia, un segundo trimestre de fuerte repunte en respuesta a la drástica caída de 2020, seguido de un último semestre en el que el incremento de los precios frenó en parte el avance de los consumos. La gasolina, producto más ligado al consumo, creció un 24,1%, quedando sólo un 1,9% por debajo del nivel pre pandemia, mientras que el gasóleo de automoción, más relacionado con el transporte, a pesar de aumentar un 11,5% se quedó en unos niveles de consumo muy inferiores a los de años previos (hay que retroceder hasta 2014 para encontrar un nivel de consumo menor).
El Impuesto sobre Labores del Tabaco devengado se redujo un 0,8% en 2021 (-5,0% respecto a 2019, Cuadro 5.6), por el estancamiento del consumo y los menores precios. El descenso fue mayor en los cigarrillos (-0,8%), que en el resto de las labores (-0,5%), que rompen la pauta creciente que se venía observando los últimos tres años. Este nuevo descenso deja al impuesto en unos niveles sustancialmente inferiores a la media observada en el periodo 2013 a 2019.
El Impuesto sobre la Electricidad se redujo un 20% (Cuadro 5.7), lastrado como ya se ha comentado por la fuerte bajada del tipo (del 5,11% al 0,5%) que entró en vigor a mediados de septiembre. Los consumos crecieron en 2021, pero lo más destacable fueron las fuertes subidas de precios en el mercado mayorista que se intensificaron desde mediados de año. Con anterioridad a la drástica reducción del tipo, el incremento en el impuesto devengado y, por tanto, en los ingresos no fue tan intenso, además de por el desfase que se produce entre el consumo y la facturación, porque en la factura intervienen otros elementos que suavizan el impacto de la subida de precios en el mercado mayorista y porque el porcentaje de consumidores que están en el mercado libre es elevado.
El Impuesto sobre el alcohol registró un importante avance en 2021 (33,2%; Cuadro 5.2), que sin embargo no fue suficiente para contrarrestar la intensa caída del año anterior, de forma que se mantiene casi un 5% por debajo del importe alcanzado en 2019, condicionado por la situación de los sectores de hostelería y restauración, que siguieron sujetos parte del año a restricciones y que aún no se han recuperado del impacto de la pandemia. En el Impuesto sobre la Cerveza ocurre algo parecido, con un incremento en 2021 del 8,7% (-2,2% respecto a 2019; Cuadro 5.3).
El Impuesto sobre el Carbón volvió a reducirse un 9,4%, hasta los 31 millones. Como ya se ha comentado en otros informes, esta figura tiene un papel residual dentro del sistema, una vez que se fue abandonando el uso del carbón en la generación de electricidad por parte de los mayores productores.
La recaudación por Impuestos Especiales aumentó un 5%, hasta los 19.729 millones, quedando un 7,7% por debajo de lo recaudado en 2019 (1.651 millones menos; Cuadro 5.1). Su crecimiento está más de dos puntos por debajo del correspondiente al impuesto devengado por el desplazamiento de los últimos devengos de 2020 (más afectados por la crisis) a la caja de 2021 y, de los últimos devengos de 2021, que recogen el mejor comportamiento de los consumos, a la caja de 2022. Esto es especialmente relevante en el Impuesto sobre Hidrocarburos (11,3%, más de dos puntos por debajo del devengo) y en los impuestos sobre el alcohol (7% en caja frente al 13,5% del devengo).
En el Impuesto sobre la Electricidad, en cambio, el efecto es el opuesto (-12,2% en caja y -20% en devengo) por la reducción del tipo en el tramo final del año.