Resumen
La recaudación alcanzó los 223.385 millones de euros en 2021, un 15,1% más que en 2020.
La comparación con 2020, año condicionado por los efectos de la pandemia, no permite valorar con nitidez la evolución de la recaudación de 2021. Por ello, es mejor hacer el análisis comparativo con los ingresos de 2019. La recaudación en 2021 superó en un 5% a la de hace dos años, con resultados positivos en las grandes figuras (IRPF, Impuesto sobre Sociedades, IVA) con la única excepción de los Impuestos Especiales.
La positiva evolución de las bases imponibles, con un crecimiento estimado del 12,7%, fue la causa fundamental del aumento de los ingresos. Respecto a 2019, el incremento de las bases fue superior al 4%. La trayectoria de las bases a lo largo del año estuvo, lógicamente, determinada por la comparación con lo ocurrido en 2020. El año se inició con un crecimiento moderado por el mantenimiento todavía de las limitaciones a la movilidad y a la actividad, para repuntar con intensidad en el segundo trimestre en respuesta a la intensa caída de la actividad acaecida el año anterior, y mantenerse en el segundo semestre en tasas ligeramente superiores al 13%. Tanto las rentas antes de impuestos como el gasto sujeto a IVA cerraron el año con niveles superiores a los alcanzados en 2019 (5,4% las primeras, 3% el segundo). Tan sólo en el caso de los consumos sujetos a impuesto especial, el avance logrado en 2021 no bastó para recuperar a los registros pre pandemia.
Los cambios normativos y de gestión que afectaron a los ingresos en 2021 fueron numerosos, pero su impacto en términos netos fue poco significativo. Se estima que el conjunto de medidas supuso una pérdida respecto al año anterior de 501 millones.
El contexto económico se caracterizó por la constante mejora de la actividad y por el repunte de los precios. Tras un problemático comienzo marcado por los efectos de la tercera ola de contagios y la repercusión de la tormenta Filomena, la evolución de los principales indicadores de actividad fue en continuo progreso, especialmente en la segunda mitad del año. El PIB real, que en el primer trimestre mostraba un retroceso del 0,5% respecto al último trimestre de 2020, en el segundo semestre aumentó, en media, un 2,4%. Aun así, en ningún momento el PIB real superó los registros de 2019. Por su parte, la afiliación comenzó a registrar crecimientos respecto a las cifras de 2019 a partir de junio y el dato de diciembre fue ya un 2% superior al del mismo mes de aquel año, aunque la comparación siguió condicionada por la vigencia de los ERTE. Algo similar se observó en las ventas diarias proporcionadas por el sistema de Suministro Inmediato de Información del IVA, el indicador disponible más cercano a la actualidad. Hasta finales de marzo las ventas eran inferiores incluso a las de 2020, pero, pasado ese mes, las ventas se fueron recuperando y ya desde agosto se situaron decididamente por encima de las de 2019, para acabar el año con crecimientos superiores al 20% respecto a 2020 y del 4% en comparación con el conjunto de 2019. En la mejora de las ventas diarias intervino tanto el componente real como las subidas de precios, que se fueron acentuando según avanzaba el año. Los precios industriales (sin energía) habían empezado a recuperar los ritmos de crecimiento previos a la pandemia en los últimos meses de 2020 y desde los primeros de 2021 mostraban una clara tendencia alcista, aunque esta no se reflejó en el núcleo central de los precios de consumo hasta la segunda mitad del año. A este proceso se añadieron los precios energéticos con aumentos muy intensos desde marzo. El resultado final fue que, aunque en media del año el IPC solo aumentó un 3,1% (0,8% el subyacente), en los últimos meses se registraron subidas máximas en muchos años.
Los ingresos aumentaron en todas las grandes figuras y, salvo en los II.EE., se superaron los importes recaudados en 2019. Los ingresos en el IRPF crecieron un 7,5%, tras ser una de las pocas figuras que crecieron en 2020 por la aportación de las rentas públicas (salarios, pensiones, transferencias ligadas a los ERTE y a las ayudas a autónomos). En el Impuesto sobre Sociedades los ingresos aumentaron un 67,9%, 12,2% respecto a 2019, gracias a la intensa recuperación de los beneficios y, con ellos, los pagos fraccionados. En el IVA el crecimiento fue del 14,5% (+1,3% si la comparación se hace con 2019), en línea con la recuperación del gasto sujeto. Los Impuestos Especiales crecieron un 5%, pero la recuperación de los consumos no fue suficiente y cerraron el año con unos ingresos un 7,7% inferiores a los de 2019.