3.1. Recaudación tributaria bruta
La recaudación tributaria bruta está constituida por los ingresos efectivos obtenidos en el ejercicio, procedentes tanto de las autoliquidaciones presentadas por los contribuyentes como de las liquidaciones practicadas por la Agencia Tributaria. Responde, por tanto, a un criterio de caja.
La recaudación bruta total gestionada por la Agencia Tributaria en 2018 alcanzó los 258.154 millones de euros, 17.466 millones superior a la alcanzada en el mismo periodo del año anterior (7,3 por ciento de incremento). Este crecimiento estuvo condicionado en parte por la entrada en vigor en julio de 2017 del nuevo sistema de Suministro Inmediato de Información (SII) del IVA. Si se corrige este efecto, los ingresos habrían crecido un 5,7 por ciento.
Las causas fundamentales detrás del crecimiento de los ingresos fueron el aumento de las bases imponibles y los positivos resultados de la declaración anual del IRPF.
Se estima que la base imponible agregada de los principales impuestos creció en 2018 cerca del 6 por ciento, crecimiento casi un punto superior al de 2017. Hay que señalar que, aunque la tendencia de la actividad real fue a la baja a lo largo del año, en términos nominales el perfil fue distinto, al menos en lo que se refiere a las bases imponibles. Así, en el segundo semestre se produjo, por un lado, un crecimiento adicional de las rentas gracias a las subidas de salarios y pensiones públicas aprobadas en julio junto con los Presupuestos de 2018 y a la mejora de los beneficios, y, por otro, un impulso de las bases ligadas al gasto como consecuencia de las subidas de precios, especialmente en los productos energéticos. El resultado de la evolución de las bases fue un aumento de los ingresos por retenciones del trabajo, por pagos fraccionados en el Impuesto sobre Sociedades y por el IVA que explican, entre los tres, un 90 por ciento del crecimiento registrado en 2018.
El crecimiento se concentró en particular en las relacionadas con los impuestos directos. La recaudación por IRPF aumentó un 6,5 por ciento impulsada por el incremento de las retenciones del trabajo y de los ingresos brutos procedentes de la declaración anual. También crecieron con intensidad (aunque su repercusión en el crecimiento del impuesto es menor) los pagos fraccionados de las empresas personales y las retenciones del capital mobiliario, en este caso además rompiendo la negativa tendencia de años anteriores. Los ingresos en el Impuesto sobre Sociedades aumentaron un 9,2 por ciento, por el incremento de los pagos fraccionados, principal componente del impuesto, que crecieron gracias a la buena marcha de los beneficios que elevó además el peso del pago mínimo dentro de dichos pagos. En el Impuesto sobre la Renta de No Residentes los ingresos registraron un incremento del 21,6 por ciento que también se explica por la evolución de las bases (sobre todo por la mejora de los dividendos) y del resultado de la declaración anual.
Los ingresos por IVA (corregidos del SII) aumentaron un 4,8 por ciento. Se estima que el gasto final sujeto al impuesto cerró el año con un crecimiento superior al 5,5 por ciento. Parte de la diferencia entre ambas cifras se debe al descenso de los ingresos de períodos anteriores (consecuencia de los cambios en la gestión de aplazamientos que tuvieron lugar en 2017 y cuyos efectos se arrastraron en 2018). Los ingresos por Impuestos Especiales crecieron un 0,5 por ciento. La figura de mayor peso, el Impuesto sobre Hidrocarburos, aumentó 1,9 por ciento, acorde con la evolución de los consumos de gasolinas y gasóleo de automoción. Como es habitual, el Impuesto sobre Labores del Tabaco tuvo una trayectoria irregular, con importes bajos en la primera parte del año, recuperación hasta niveles normales en los meses centrales y fuertes aumentos y disminuciones en el tramo final. El resultado fue un descenso de los ingresos del 1,5 por ciento. En el Impuesto sobre la Electricidad los ingresos subieron un 3,6 por ciento respecto al año anterior. El consumo mantuvo un comportamiento discreto y la recaudación solo mostró aumentos significativos cuando en la segunda parte del año se incrementaron de forma considerable los precios. En el Impuesto sobre el Carbón los ingresos cayeron un 13,1 por ciento, a causa del elevado nivel alcanzado en 2017, como consecuencia de la sequía de aquel entonces y de la utilización del carbón como sustituto en la generación de energía eléctrica. En los impuestos relacionados con el alcohol, los ingresos descendieron ligeramente.
Finalmente, en el capítulo III (tasas y otros ingresos) la recaudación en 2018 fue inferior en un 1,2 por ciento a la de 2017. La razón principal fue la disminución de ingresos por el Canon por el aprovechamiento de aguas continentales, también a consecuencia de la sequía sufrida en 2017, ejercicio que fue liquidado en 2018.
Cuadro nº 12. Recaudación tributaria bruta total.Nueva ventana