3.1. Recaudación tributaria bruta
La recaudación tributaria bruta está constituida por los ingresos efectivos obtenidos en el ejercicio, procedentes tanto de las autoliquidaciones presentadas por los contribuyentes como de las liquidaciones practicadas por la Agencia Tributaria. Responde, por tanto, a un criterio de caja.
La recaudación bruta total gestionada por la Agencia Tributaria en 2021 alcanzó los 275.781 millones de euros, 27.434 millones más a la alcanzada en el mismo periodo del año anterior (11% de aumento).
La causa fundamental del aumento de los ingresos fue la recuperación de las bases imponibles cuyo crecimiento se estima provisionalmente en el entorno del 13%, superando en alrededor de un 4% las observadas en 2019. Por el contrario, las numerosas medidas de distinto signo que tuvieron impacto en la recaudación no supusieron, en términos netos, una cifra significativa.
El contexto económico se caracterizó por la constante mejora de la actividad y por el repunte de los precios. Tras un problemático comienzo marcado por los efectos de la tercera ola de contagios y la repercusión de la tormenta Filomena, la evolución de los principales indicadores de actividad fue en continuo progreso, especialmente en la segunda mitad del año. Así, el PIB real, que en el primer trimestre mostraba un retroceso del 0,2% respecto al último trimestre de 2020, en el cuarto aumentó un 2,3% en relación al tercero. Por su parte, la afiliación comenzó a registrar crecimientos respecto a las cifras de 2019 a partir de junio y el dato de diciembre fue ya más de un 2% superior al del mismo mes de aquel año, aunque la comparación siguió condicionada por la vigencia de los ERTE. Algo similar se observó en las ventas diarias proporcionadas por el sistema de Suministro de Información Inmediata del IVA, el indicador disponible más cercano a la actualidad. Hasta finales de marzo las ventas eran inferiores incluso a las de 2020, pero, pasado ese mes, las ventas se fueron recuperando y ya desde agosto se situaron decididamente por encima de las de 2019, para acabar el año con crecimientos por encima del 20% respecto a 2020 y del 4% en comparación con el conjunto de 2019. En la mejora de las ventas diarias intervino tanto el componente real como las subidas de precios, que se fueron acentuando según avanzaba el año. Los precios industriales (sin energía) habían empezado a recuperar los ritmos de crecimiento previos a la pandemia en los últimos meses de 2020 y desde los primeros de 2021 mostraban una clara tendencia alcista, aunque esta no se reflejó en el núcleo central de los precios de consumo hasta la segunda mitad del año. A este proceso se añadieron los precios energéticos con aumentos muy intensos desde marzo. El resultado final fue que, aunque en media del año el IPC solo aumentó un 3,1% (0,8% el subyacente), en los últimos meses se registraron subidas máximas en muchos años.
Si se analizan los ingresos brutos por figuras, la recaudación por IRPF aumentó un 5,9%. Es un incremento menor que el que se observa en otras figuras, pero hay que recordar que en 2020 estos ingresos aumentaron, en contraste con la caída generalizada en el resto de impuestos, gracias al colchón que supusieron las rentas de carácter público (salarios de las Administraciones Públicas, pensiones, transferencias ligadas a los ERTE y ayudas a autónomos). De hecho, si la comparación se realiza con 2019, se concluye que esta figura es la que más aporta al crecimiento. Las retenciones por rentas del trabajo y actividades económicas, que son el principal componente del impuesto, crecieron un 6,1%. El crecimiento en el sector público y en el sector privado fue similar, aunque en el primero el aumento fue casi el mismo que en el año anterior y en el privado supuso una recuperación tras la caída de 2020 que le permitió, además, superar en cerca de un 5% los ingresos registrados en 2019. Destacó especialmente el crecimiento en las pymes (14,7%; 5,4% respecto a 2019). En el mismo sentido sobresalieron los pagos fraccionados de las empresas personales (17,3% y un 5,6% más que en 2019).En las retenciones por rentas del capital lo más remarcable fue el excepcional incremento de las derivadas de ganancias en fondos de inversión (86,1%, más que duplicando las que había en 2019).
Los ingresos en el Impuesto sobre Sociedades se dispararon un 27,7%, compensando sobradamente la fuerte caída del año anterior. En 2020 la mayor parte del descenso se debió a la bajada de los pagos fraccionados por la disminución de la actividad a causa de la pandemia y en 2021 la causa más importante del crecimiento ha sido a su vez el aumento de los mismos (50,2%). No obstante, la cifra de pagos también es buena si se compara con 2019 (un 12,4% superior). Los ingresos en 2021 se beneficiaron también de algunas operaciones extraordinarias; si se tiene esto en cuenta, los pagos seguirían estando por encima de 2019, pero solo un 3,5%.
En el Impuesto sobre la Renta de No Residentes los ingresos crecieron un 15,1% sin poder recuperar lo perdido en 2020. La razón principal fue la evolución de las rentas de capital mobiliario que crecieron, pero no lo suficiente. Los ingresos brutos por IVA ascendieron un 11,9%, más que compensando la caída del 9,4% del año pasado. La recaudación fue un 1,4% superior a la de 2019. El aumento habría sido mayor de no ser por la rebaja del tipo en el consumo doméstico de electricidad en vigencia desde los últimos días de junio, que restó algo más de 500 millones a los ingresos. La recuperación del gasto fue la causa principal del aumento de los ingresos brutos, que fue especialmente intenso, al igual que se ha señalado en el IRPF, en las pymes (16,4%, 2,3% sobre 2019).
Los ingresos por Impuestos Especiales se situaron un 5,2% por encima de los registrados en 2020, pero fueron los que, entre las grandes figuras, peores resultados cosecharon en 2021. En el resultado influyeron factores muy diversos. En el Impuesto sobre Hidrocarburos los ingresos aumentaron un 11,3%, pero en 2020 habían retrocedido un 14,9%. Su evolución a lo largo del año fue de progresiva mejora, pero no con el ritmo suficiente como para revertir el descenso del año anterior. Las limitaciones a la movilidad que todavía subsistían al final de 2020 y los efectos de la tormenta Filomena a comienzos del año, junto con la fuerte subida de los precios, lastraron la recuperación. La caída que se registró en el Impuesto sobre Labores del Tabaco (-1,9%) es la quinta consecutiva en los últimos años.
De nuevo se redujo el consumo del producto principal (los cigarrillos) y los precios medios disminuyeron (por la sustitución por variedades más baratas) a pesar de que en el último trimestre se produjeron subidas en las marcas más representativas. En el Impuesto sobre la Electricidad el descenso de los ingresos (-12,2%) se explica por la bajada del tipo en vigor desde mediados de septiembre y para el que se estima un impacto de 336 millones. Con este importe los ingresos estarían aproximadamente al mismo nivel que en 2019, con precios más altos que los de entonces. En los impuestos sobre el alcohol, después de un comienzo muy negativo por los malos datos de consumo de finales de 2020, se fueron registrando tasas elevadas que llevaron el crecimiento en el año al 7,1%, pero los ingresos nunca llegaron a superar los de 2019 (-12,1% respecto a ese año).
Finalmente, la recaudación bruta por el capítulo III de Tasas y otros ingresos alcanzó la cifra de 2.704 millones (un 12,1% más que en 2020) que fue la recaudación media de este capítulo en los años 2017-2019 (restando en este último el exceso de ese año en el Canon por el aprovechamiento de aguas continentales).
Cuadro nº 12. Recaudación tributaria bruta total Nueva ventana(Anexo).