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Los impuestos devengados y los ingresos tributarios

Los impuestos devengados crecieron un 8,7% en 2023 (Cuadro 1.4) gracias al aumento de las bases en un 7,6% y a un incremento del tipo medio implícito del 1,4%. En las cuatro principales figuras el aumento fue del 9,2% (Gráfico 1.26 y Cuadro 1.3). Sin las cuotas diferenciales estimadas de IRPF y Sociedades, los impuestos devengados crecieron un 7%.

Los ingresos tributarios crecieron menos que los impuestos devengados, un 6,4%. La principal razón de esta discrepancia se debe a que los impuestos devengados incluyen las cuotas devengadas en el ejercicio 2023, que se estiman más positivas que las asociadas al ejercicio anterior y que se han ingresado en su mayor parte en la caja de 2023.

Como en años anteriores, hay que tener en cuenta a la hora de analizar la evolución de los ingresos el importante papel que jugaron los cambios normativos y de gestión. En 2023 estos cambios restaron 3.342 millones a los ingresos en términos de caja. En el Cuadro 1.5 se puede encontrar el detalle de las medidas tenidas en cuenta. El impacto estimado supone que, sin estas medidas, los ingresos hubiesen crecido un 7,8%, tasa similar al crecimiento que experimentaron las bases.

Por figuras, el mayor impacto se produjo en el IRPF con un coste de 3.841 millones. Casi todo se concentra en dos medidas. La primera es el incremento de la reducción por rendimientos del trabajo que supuso una pérdida de 1.726 millones en las retenciones del año. El efecto se vio, sobre todo, en las pymes y en las pensiones, colectivos donde tienen mayor presencia las rentas bajas que son las beneficiarias de la medida. No obstante, la influencia de la medida también se detectó en las Grandes Empresas, algo que, en otras ocasiones, con cambios similares, no se había producido. La segunda es el grupo de diversas medidas que aprobaron las CC. AA. en la parte del IRPF sobre la que tienen competencias y que estaban dirigidas, en su mayoría, a compensar los efectos de la inflación. Su carácter fue muy distinto en los diferentes territorios, aunque básicamente consistieron en la elevación de los mínimos familiares, en la deflactación parcial de la tarifa y en la aprobación de nuevas deducciones o la ampliación de las ya existentes. Todos los años las CC. AA. ejercen esas competencias, pero nunca con un impacto tan acusado como el que se dio en 2023. El impacto negativo sobre los ingresos netos se valoró en 1.677 millones.

El resto de medidas tiene un origen muy distinto. Las que iban incluidas en los PGE -2023 (mejora de la deducción por maternidad y medidas para reducir el impuesto a los empresarios personales) significaron una pérdida de 215 millones, mientras que las que procedían de normas anteriores (modificación de los límites en las aportaciones a planes de pensiones y la deducción en obras de rehabilitación por eficiencia energética) redujeron los ingresos en 30 millones. En la declaración anual también tuvieron efecto los cambios, aprobados ya iniciada la campaña, para reducir excepcionalmente los rendimientos por los que tributan los agricultores en estimación objetiva. Finalmente, la modificación de la regulación de los aplazamientos con el fin de facilitarlos supuso un diferimiento de ingresos por importe de 33 millones y medidas de otros años con consecuencias todavía en 2023 una mayor recaudación por 6 millones.

El IVA fue, en relación con los ingresos, la figura más afectada por los cambios normativos. El impacto se cifra en 3.097 millones, que significan un 3,7% de la recaudación que hubo en 2022. De ellos, 2.452 millones fueron producto de la rebaja de tipos en energía, alimentación básica y productos de higiene femenina y anticonceptivos. El mayor coste (1.703 millones) se produjo con la rebaja de tipos, desde el 1 de enero, en la alimentación (al 0% en los productos que tributaban al tipo superreducido del 4% y del 10% al 5% en aceites y pastas). En la energía (electricidad y gas) los 728 millones de impacto se refieren al efecto diferencial con respecto a la situación de 2022. Esto sucede en todas las medidas evaluadas en el Cuadro 1.5, aunque es importante advertirlo en este punto porque las medidas ya estaban vigentes en los años anteriores. En la electricidad se está midiendo la pérdida de ingresos al haber estado vigente todo el año 2023 el tipo del 5% en comparación con el año 2022 en el que ese tipo solo estuvo en vigor medio año, el otro medio año el tipo fue del 10%. En el caso del gas se compara el año 2023 con la reducción del tipo durante todo el ejercicio frente a los tres meses de 2022 en los que estuvo presente la medida. Esto también es aplicable al Impuesto sobre la Electricidad y al Impuesto sobre el Valor de la Producción de la Energía Eléctrica. En estos dos impuestos las medidas de 2021 y 2022 se prolongaron en las mismas condiciones a 2023 y, por ello, no figura ningún coste en el Cuadro 1.5. Otras medidas también implicaron una reducción significativa de la recaudación del IVA : el cambio en los aplazamientos supuso un desplazamiento a 2024 de ingresos por importe de 285 millones y algunas devoluciones extraordinarias hicieron que se perdieran 421 millones.

En el Impuesto sobre Sociedades el signo del impacto fue positivo (2.645 millones). Cerca de 1.000 millones vinieron del diferente importe de las devoluciones extraordinarias en 2022 y 2023; en 2022 se hicieron devoluciones de casi 2.300 (por sentencias y DTA ) y en 2023 solo se devolvieron 1.300 millones (por DTA ).

En cuanto a medidas normativas propiamente dichas, en 2023 comenzó a operar en la declaración anual el tipo mínimo del 15%, aprobado en los PGE -2022, para los grupos y para las empresas con un importe de cifra de negocios igual o superior a los 20 millones de euros, y, con efectos solo en 2023, se calculó la base imponible de los pagos fraccionados de los grupos sumando las bases positivas y el 50% de las bases negativas de las empresas pertenecientes a esos grupos. La primera aumentó la recaudación en 596 millones, mientras que la segunda la elevó en 1.098 millones. Respecto a esta última hay que señalar que su efecto sobre la base fue muy superior al que se reflejó en los pagos. La medida supuso un ajuste positivo de más de 11.500 millones, aunque tan solo 6.000 se tradujeron en una mayor base imponible y, de ellos, algo más de 3.800 se transformaron en un mayor pago. Estas diferencias se producen por la existencia de tres tipos de grupos: los que tenían base negativa incluso con el ajuste; aquellos que pagaron según su base, pero que sin el ajuste habrían tenido base negativa; y los que, a pesar del ajuste, siguieron ingresando el pago mínimo y en los que, en consecuencia, el ajuste no tuvo ningún impacto sobre el pago.

Del resto de medidas cabe destacar los dos impuestos que se introdujeron en 2023: el Impuesto sobre Envases de Plásticos No Reutilizables (591 millones) y el Impuesto temporal de Solidaridad de las Grandes Fortunas (623 millones). Además, en 2023 se recuperó (81 millones) el Canon por el aprovechamiento de aguas continentales para la producción de energía eléctrica, que no estuvo vigente en 2022 tras una sentencia que anulaba su configuración anterior. Las devoluciones extraordinarias correspondientes al Impuesto sobre la Renta de los No Residentes (más de 450 millones) tuvieron también un impacto significativo, aunque se compensó parcialmente por la existencia de otros movimientos extraordinarios en 2022. Por último, se computa un pequeño impacto positivo en el Impuesto sobre Transacciones Financieras y en el Impuesto sobre Determinados Servicios Digitales derivado del hecho de que en diciembre de 2022 se regularizaron los ajustes con los territorios forales de dos años, mientras que el ajuste en 2023 correspondió solo a un ejercicio.

Pasando a analizar el comportamiento de los impuestos devengados e ingresos por figuras, el  IRPF  devengado creció un 12% en 2023, resultado del aumento de las rentas brutas de los hogares en un 9% y del tipo en un 2,8% (Cuadro 1.3). Es el tercer año consecutivo con incrementos en torno al 12%, fruto de la positiva evolución de las bases y de los incrementos en los tipos medios derivados principalmente del aumento de las rentas y pensiones medias.

El avance de las retenciones del trabajo y actividades económicas devengadas alcanzó el 10,2%, por el buen comportamiento de los rendimientos (7,1%) y el mayor tipo medio (2,8%, Cuadro 2.3). El componente de mayor peso, los salarios devengados, se incrementaron un 9,3%, empujados por la positiva evolución de la masa salarial (7,6%), a la que se sumó un moderado crecimiento del tipo medio (1,6%), afectado por la rebaja del tipo a las rentas más bajas. Las retenciones asociadas a los salarios privados crecieron por encima de las asociadas al sector público, si bien las primeras mostraron un perfil en desaceleración, al contrario de las segundas, en línea con la evolución de las bases y dado el avance similar del tipo en ambos sectores. La rebaja de tipos tuvo una mayor incidencia en las pymes, por lo que la desaceleración fue más intensa en este colectivo. Las retenciones derivadas de las pensiones públicas crecieron un 17,6% (cerca del 19% si no se tiene en cuenta enero, condicionado por la comparación con enero de 2022 con la última paga por la desviación de precios) gracias al incremento de la masa de pensiones y del tipo, que aumentó un 7,5%.

Las retenciones sobre actividades económicas crecieron un 2,9% en 2023, perdiendo unos siete puntos respecto al 10% del año anterior, por la negativa evolución de las ventas de empresarios agrarios, y el menor avance de los ingresos brutos de profesionales (Cuadro 2.3). En cuanto a los pagos fraccionados, su incremento se estima en un 8,1% casi dos puntos por debajo de las rentas de la empresa, por la incidencia de los cambios normativos que incluían aumentos de los gastos de difícil justificación en la modalidad de estimación directa y de la reducción del rendimiento neto en la estimación objetiva.

El crecimiento de las retenciones sobre las rentas del capital fue elevado, un 18,1%, aunque ligeramente inferior al alcanzado en 2022 (18,8%, Cuadro 2.1). La principal causa de estas elevadas tasas ha sido el intenso aumento de las retenciones sobre las rentas de capital mobiliario sujetas a retención, que tras dos años de fuertes crecimientos (29,7% en 2023 y 28,4% en 2022), se situaron en unos niveles que no se alcanzaban desde 2013. Hay que destacar la fuerte subida de las retenciones asociadas a intereses de cuentas bancarias y el buen comportamiento de los dividendos. Por su parte, las retenciones por arrendamientos, principalmente de locales, subieron un 6,3%, unos cuatro puntos por debajo de la tasa registrada el año anterior, mientras que las retenciones derivadas de las ganancias patrimoniales procedentes de fondos de inversión cayeron un 39,1%, marcando así el nivel mínimo de la serie (231 millones) desde que se implantó esta figura.

Los ingresos en el IRPF aumentaron un 9,9% casi seis puntos menos que en 2022 (15,8%) y más de dos puntos por debajo de la tasa alcanzada por el impuesto devengado. La principal razón de esta divergencia es que estos últimos incluyen la estimación de la cuota diferencial devengada correspondiente al ejercicio 2023, mientras que los ingresos en caja incluyen los ingresos y devoluciones correspondientes al resultado de la declaración anual asociada al ejercicio 2022. Así, si bien la cuota positiva aumentó un 7%, por el crecimiento en 2022 de las rentas no sujetas por completo a retención o pago a cuenta (rentas inmobiliarias, de actividades empresariales y ganancias patrimoniales), las devoluciones realizadas aumentaron un 14,6%, superando en casi 1.700 millones el importe devuelto el año anterior y llevando el resultado neto a un nivel inferior en unos 500 millones al del año anterior. La causa principal de esta evolución se encuentra en las correcciones a la baja de las tarifas autonómicas y el incremento de los mínimos familiares y de las deducciones también en el tramo autonómico del impuesto, cambios que supusieron una pérdida de ingresos de 1.677 millones (Cuadro 1.5). Hay que recordar que las retenciones se calculan con una tarifa general y que cualquier cambio en las variables de competencia autonómica significan una disminución de las cuotas diferenciales positivas o un aumento de las negativas.

Las retenciones por rentas del trabajo y actividades económicas crecieron un 11% en 2023, con un avance mayor en las procedentes de las AA.PP. (12,6%) que en las asociadas al sector privado (10,3%; Cuadro 2.3). La causa del mayor crecimiento de las primeras se encuentra en el intenso incremento de las retenciones ligadas a las pensiones que crecieron desde marzo cerca del 19% (en febrero se comparaban con un mes de 2022 que tuvo la última paga de actualización), incremento que se produjo incluso a pesar del efecto de la rebaja de tipos en las pensiones más bajas. El impacto de la rebaja de tipos también se notó en las pymes cuyos ingresos por retenciones crecieron un 7,7% (que hubiese sido del 10,2% sin la rebaja). En las Grandes Empresas el efecto de la rebaja fue menor, pero bastó para reducir en un punto el avance de los ingresos (crecen un 11,7%). Por último, en las retenciones derivadas de los salarios públicos el incremento fue algo superior al 8%.

La segunda mayor aportación al crecimiento del impuesto la constituyeron las retenciones por rentas del capital mobiliario, que aumentaron un 26,7% gracias a la buena marcha de los dividendos y a la recuperación de los ingresos por retenciones sobre los intereses de cuentas bancarias al calor de la escalada de los tipos de interés.

También fue positiva la aportación de los pagos fraccionados de las empresas personales, que crecieron un 7,6% en 2023. El aumento hubiera sido mayor, hasta el 10% (en línea con el incremento estimado para las rentas de estas empresas), si se descuenta el impacto de los cambios normativos (Cuadro 1.5).

Los ingresos por retenciones sobre arrendamientos, crecieron un 6,7%, mostrando un perfil de paulatina desaceleración a lo largo del año. Por su parte, los ingresos asociados a las retenciones sobre fondos de inversión cayeron un 44,7%, reduciéndose su importe a un nivel similar al observado en el periodo comprendido entre 2016 y 2020, tras los buenos resultados observados en 2021 (el máximo de la serie) y 2022.

Por último, cabe señalar que las devoluciones asociadas a la Asignación a la Iglesia Católica fueron unos 230 millones inferiores a las realizadas un año antes, afectando positivamente a los ingresos. La razón de esta diferencia se encuentra en que en 2022 se rompió de nuevo el que solía ser el patrón habitual de la liquidación anual de esta Asignación. Dicha liquidación se solía hacer en enero por los saldos pendientes de la declaración de dos años antes. Sin embargo, la correspondiente a 2021 que debería haberse pagado en enero de 2023, se adelantó a diciembre de 2022.

El Impuesto sobre Sociedades devengado aumentó un 22,5% en 2023, un 13,7% sin la cuota diferencial (Cuadro 3.1). La evolución de los pagos fraccionados, principal componente del impuesto, explica este resultado. Los pagos crecieron un 15,2% (14,6% los grupos consolidados 17,8% las Grandes Empresas no pertenecientes a grupos y 12,3% las pymes). Los pagos fraccionados enlazan ya tres años de fuertes aumentos, impulsados en parte en 2023 por el cambio normativo que afectó al cálculo de las bases imponibles de los grupos.

Los ingresos por el Impuesto sobre Sociedades aumentaron un 9% (Cuadro 3.1), siendo los pagos fraccionados y los ingresos de la declaración anual los dos conceptos que impulsaron el avance. Los primeros crecieron un 15,2%, en consonancia con los beneficios asociados a los pagos fraccionados de Grandes Empresas y grupos.

Por su parte, los ingresos de la declaración anual aumentaron un 12,1%. Los ingresos procedentes de la liquidación del ejercicio 2022 subieron un 11,3%, lo que se explica por el crecimiento de los beneficios en 2022 de las sociedades, sin incluir las instituciones de inversión colectiva, con una evolución peculiar por su actividad y con poco peso en los ingresos al tributar al 1% (Cuadro 3.1). A esto hay que añadir el efecto del nuevo tipo mínimo del 15% aplicable a los grupos y al resto de empresas con cifra de negocios superior a 20 millones, medida que, al aprobarse en los Presupuestos de 2022, tuvo su primer efecto en el ejercicio 2022 cuya declaración se presentó en 2023.

Por último, señalar la importancia que tuvieron las devoluciones del resultado de la declaración anual (incluyendo las liquidaciones) en 2023, que superaron a las ya elevadas de 2022 en un 21% (Cuadro 3.3). Las razones son dos: la existencia de un gran volumen de solicitudes de devolución procedentes del ejercicio 2021, cuya mayor parte se pagaron en 2023, y el adelanto en el calendario de realización de las devoluciones de la campaña de 2022.

El IVA devengado en el período creció un 2,4%, crecimiento inferior al del gasto final sujeto (7,1%), por la reducción del tipo derivado de las rebajas en alimentación, electricidad y gas. El IVA devengado experimentó un aumento similar.

El IVA devengado bruto acabó el año con un crecimiento nulo (Cuadro 4.2), tras comenzarlo siguiendo la senda de paulatina desaceleración iniciada en 2022, y a pesar de la moderada recuperación observada en el cuarto trimestre de 2023. En las Grandes Empresas el IVA bruto se redujo en un 3,3%, mientras que en las pymes se observó un aumento del 7,3%. La divergencia tiene que ver con la forma en que se concretan las rebajas de tipos (estas afectan en primera instancia a las Grandes Empresas, pero posteriormente el impacto se reduce al disminuir el IVA soportado por las pymes) y con el perfil de los dos tipos de empresas (las primeras con mayor peso de los sectores energéticos).

Desde otra óptica, cabe señalar que el IVA devengado bruto con clave de ingreso se redujo un 1,4%, al tiempo que el devengo asociado a aplazamientos, reconocimiento de deuda con solicitud de compensación o imposibilidad de pago, se incrementó en algo más de 1.700 millones, por los cambios introducidos en la regulación de los aplazamientos.

También en las solicitudes de devolución se observó un comportamiento diferente entre las mensuales, (ligadas principalmente a las Grandes Empresas y las exportaciones) que cayeron un 9,3%, y las anuales (pymes) que aumentaron un 10,1%. En conjunto el importe total solicitado se redujo en un 5,7%.

En términos de caja, los ingresos brutos también permanecieron estables en 2023, si bien la desaceleración de la recaudación procedente de las autoliquidaciones fue mayor que en el devengo, especialmente en las pymes, hecho que tiene su explicación en la propia mecánica del impuesto. Por el contrario, la recaudación asociada a los aplazamientos se incrementó en un 11,9%, impulsada por el mencionado aumento de los aplazamientos solicitados que se ingresaron dentro del mismo ejercicio. Se estima que los ingresos diferidos por este cambio y cuya recaudación se trasladará a 2024 ascienden a 285 millones (Cuadro 1.5).

Por su parte, las devoluciones realizadas de IVA se redujeron un 3,8%, que contrasta con la disminución de casi el 6% que experimentaron las solicitudes de devolución. Parte de la discrepancia se debe a que las rebajas de tipos tienen un impacto inmediato en los ingresos brutos, pero retardado en las devoluciones realizadas.

Los Impuestos Especiales devengados aumentaron un 3% en 2023 hasta los 20.896 millones de euros (Cuadro 5.1). El Impuesto sobre Hidrocarburos aumentó un 0,1%, a pesar de la caída de los consumos agregados (-1,2%), por el incremento del tipo efectivo derivado de un mayor uso de productos gravados a tipos superiores. A este respecto, el consumo de gasolinas y bioetanol aumentó un 5,9%, impulsado por la caída de los precios, mientras que el del resto de productos se redujo, en especial el consumo de gasóleo bonificado (-10%) que incluye el de calefacción cuya evolución está determinada por las temperaturas. El Impuesto sobre Labores del Tabaco devengado aumentó un 0,7% (Cuadro 5.6), siendo mayor el incremento en las otras labores (4,1%), que en los cigarrillos (0,3%). Este aumento del impuesto devengado se produce impulsado por el aumento del precio medio antes de impuestos y a pesar de la caída del consumo de todas las labores. El Impuesto sobre la Electricidad se redujo un 20,1% (Cuadro 5.7), por la tendencia decreciente del consumo de electricidad (-3,3%) y la significativa caída de precios (-18,4% antes de impuestos), en un contexto en el que se prorrogó durante todo el ejercicio 2023 la reducción del tipo. El Impuesto sobre el Alcohol y Bebidas Derivadas se redujo un 5,1% en 2023 (Cuadro 5.2), en línea con la caída de los consumos, que pudieron verse afectados por el aumento del precio antes de impuestos (7%). Algo similar ocurre en el Impuesto sobre la Cerveza, que se mantuvo en niveles prácticamente idénticos a los de 2022 (Cuadro 5.3). El Impuesto sobre el Carbón retomó su tendencia decreciente, con una caída del 36,6% hasta los 33 millones, manteniendo un papel residual dentro del sistema. El Impuesto Especial sobre Envases de Plástico No Reutilizables, que entró en vigor en 2023, aportó 663 millones.

La recaudación por Impuestos Especiales alcanzó los 20.757 millones, siendo un 2,6% superior a las cifras de 2022. Su crecimiento fue inferior al del impuesto devengado, entre otros elementos, porque la caja de 2023 solo refleja 11 meses del devengo del Impuesto Especial sobre Envases de Plástico No Reutilizables, que entró en vigor en 2023. Si no se tuviese en cuenta este impuesto, tanto la recaudación como el impuesto devengado registrarían una caída del 0,3%.

La recaudación de otras figuras distintas de las principales alcanzó los 11.929 millones en 2023, superando en un 8,6% el nivel de 2022. De los 946 millones de mayores ingresos, 623 corresponden al nuevo Impuesto Temporal de Solidaridad sobre las Grandes Fortunas (Cuadro 1.5). Descontado su importe, el incremento de los ingresos asociados a este grupo de impuestos sería tan solo del 2,9%.

Los ingresos en el Impuesto sobre la Renta de los No Residentes (Cuadro 6.1) aumentaron un 8,9%, superando por primera vez los 3.000 millones de euros, gracias al mayor dinamismo de las rentas de capital que explican el buen comportamiento de la recaudación por retenciones e ingresos a cuenta. En términos brutos, estos ingresos crecieron un 19,9%, pero la existencia de devoluciones extraordinarias redujo los ingresos netos hasta el 11,8%. El efecto de las mayores devoluciones también se notó en la recaudación procedente de la declaración anual, que se redujo en algo más del 40% a pesar de que los ingresos brutos superaron en un 10,4% los del año anterior.

Otro grupo de impuestos que contribuyeron de forma positiva al aumento de la recaudación fue el de los impuestos medioambientales (Cuadro 6.2), si bien su importe es marginal en comparación con el nivel que tenían antes de la suspensión del Impuesto sobre el Valor de la Producción de la Energía Eléctrica desde mediados de 2021, en el marco de las medidas destinadas a moderar el precio de la electricidad. El crecimiento se concentró en el Impuesto sobre la Producción de Combustible Nuclear Gastado, aunque por comparación con un año 2022 con devolucionesextraordinarias. Por la misma razón, pero de signo contrario, ingresos extraordinarios en 2022, se redujo la recaudación de los otros impuestos del Capítulo I (básicamente el Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales por obligación real y en Ceuta y Melilla y el Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones).

En el Capítulo II se incrementaron los ingresos del Impuesto sobre Primas de Seguros (un 4,6%, Cuadro 1.6 y Cuadro 6.4). Por el contrario, cayeron un 5,6% los de los Impuestos sobre Tráfico Exterior (Cuadro 6.3) tras el notable aumento del año anterior (un 42,9%), impulsado por las subidas de precios. La recaudación por el Impuesto sobre Transacciones Financieras se mantuvo prácticamente estable, mientras que la derivada del Impuesto sobre Determinados Servicios Digitales aportó 25 millones más que el año anterior. El Cuadro 1.5 de cambios normativos y de gestión recoge un pequeño impacto positivo en estas figuras por el hecho de que en 2022 se regularizaron los ajustes con los territorios forales de dos años frente al ajuste de solo un ejercicio en 2023.

Los ingresos del Capítulo III disminuyeron un 0,2% (Cuadro 1.6 y Cuadro 6.6) con evoluciones dispares entre sus principales agregados. Así, la recaudación por tasas aumentó un 13,9%, por la recuperación del Canon por el aprovechamiento de aguas continentales para la producción de energía eléctrica, que no estuvo vigente en 2022 tras una sentencia que anulaba su configuración anterior. La recaudación por el resto de tasas aumentó un 2,4%, gracias, principalmente a la positiva evolución de las tasas consulares. Por el contrario, la tasa radioeléctrica tuvo una aportación negativa. En cuanto al resto del Capítulo III, sus ingresos descendieron casi un 9%, con un comportamiento negativo de sus principales componentes (recargos, intereses y sanciones).