3.2. Recaudación tributaria líquida
La recaudación tributaria líquida resulta de minorar de la recaudación tributaria bruta las devoluciones efectivamente pagadas en el ejercicio y los ajustes con los territorios forales. Responde, asimismo, a un criterio de caja, distinto de otros conceptos como los derechos reconocidos o los impuestos a efectos de Contabilidad Nacional.
Los ingresos tributarios en 2022 fueron un 14,4% superiores a los de 2021, alcanzando un importe de 255.463 millones de euros. La diferencia entre el crecimiento de los ingresos netos y los brutos analizados en el apartado anterior tiene su explicación en la evolución de las devoluciones realizadas que, en el año 2022, aumentaron un 24,5%, lo que supuso la realización de 12.764 millones más.
Asimismo, en el Cuadro nº 13. Recaudación tributaria líquida total y en el Gráfico nº 14. Evolución de la recaudación tributaria gestionada por la Agencia Tributaria (Anexo), se desarrolla esta información.
El Cuadro nº 15. Ajustes por impacto de cambios normativos (Anexo) presenta, de forma detallada, las medidas que tuvieron efecto durante el año y su impacto sobre los distintos impuestos.
El crecimiento es próximo al que se registró en 2021 (15,1%), pero mientras que en ese año la comparación se realizaba frente a un año afectado plenamente por la pandemia, en 2022 la comparación se realiza frente a un ejercicio que, sin ser completamente normal, ya había sobrepasado en un 5% el nivel de 2019, año previo a la irrupción del COVID. En términos homogéneos, los ingresos en 2022 crecieron algo más, un 15%.
Como se ha comentado en el apartado anterior, las causas principales del ascenso de los ingresos en 2022 son tanto el crecimiento del gasto en consumo, de los salarios y las pensiones y de los beneficios empresariales como los buenos resultados de las cuotas positivas de las declaraciones anuales que corresponden a bases imponibles de 2021. El incremento de los ingresos podría haber sido mayor de no ser por el impacto de las medidas normativas y de gestión (principalmente las dirigidas a moderar el precio de la electricidad), que restaron 7.200 millones a la recaudación, y por la agilización del ritmo de realización de las devoluciones en el último tramo del año (de ahí el mayor aumento de los ingresos homogéneos). Sin estos dos elementos, los ingresos habrían crecido 3,6 puntos más.
En el cuadro 15 se puede encontrar el detalle de las medidas tenidas en cuenta. Hay que recordar que, para este propósito, el impacto se mide en términos diferenciales con respecto al año anterior; esto es, por el efecto que tienen los cambios sobre la tasa de variación de los ingresos. En ese sentido, el impacto estimado supone que, sin estas medidas, los ingresos hubiesen crecido un 3,2% más.
Como ya sucedió en 2021, las medidas con mayor impacto sobre la recaudación en 2022 fueron las dirigidas a atenuar la subida de los precios de la electricidad y el gas. En conjunto esas medidas supusieron la pérdida de 6.636 millones. De nuevo hay que recordar que este es el efecto diferencial con respecto a 2021. Si se suman los impactos de 2021 y 2022 para tener la reducción de ingresos en un año natural, el resultado sería de 8.241 millones (esta cifra no es el impacto completo de todas las medidas aprobadas en 2021 y 2022 porque en algún caso no han transcurrido doce meses desde que se pusieron en marcha). La mayor pérdida se produjo por la supresión del Impuesto sobre el Valor de la Producción de la Energía Eléctrica (3.399 millones). En 2021 ya estaba en suspenso el impuesto, primero en el tercer trimestre y más tarde en el cuarto, aunque en la recaudación de caja solo se notó en el ingreso del tercero en noviembre (el cuarto se tendría que haber ingresado ya en 2022). En 2022 la eliminación del impuesto estuvo vigente todo el año.
En segundo lugar, está el impacto de 1.705 millones por la bajada del tipo (del 5,11% al 0,5%) en el Impuesto Especial sobre la Electricidad. La medida entró en vigor a mediados de septiembre del 2021, de manera que el mayor efecto sobre los ingresos se produjo en 2022. Por su parte, la rebaja del tipo del IVA aplicable (principalmente) al consumo doméstico de electricidad tuvo un impacto negativo sobre los ingresos en 2022 de 1.313 millones. La rebaja fue inicialmente del 21 al 10%, pero desde mediados de 2022 el tipo pasó a ser del 5%. El impacto incluye, por tanto, el periodo adicional que estuvo la medida en 2022 respecto a 2021 y la nueva bajada del tipo. Por último, en el mes de diciembre los ingresos también se vieron afectados por la reducción del tipo del IVA del 21 al 5% aplicable al gas natural (también la madera y los pellets se beneficiaron del cambio, pero su peso es marginal). La peculiaridad respecto a la medida de la electricidad es que el nuevo tipo se aplica a todas las ventas, no solo a las del consumo doméstico. Esto supone que el impacto inicial sobre los ingresos es mayor y se compensa en periodos posteriores. Solo se observará el impacto neto de la medida cuando todos los contribuyentes con derecho a deducirse el IVA soportado hayan presentado sus declaraciones (hay que tener en cuenta que en el IVA solo se benefician de las rebajas de tipo aquellos que realmente soportan en última instancia el impuesto, es decir, los consumidores finales y los sectores exentos que no tienen derecho a deducirse el IVA soportado en sus compras).
Los ingresos y devoluciones extraordinarios restaron 1.702 millones al crecimiento de los ingresos. La mayoría se concentró en el Impuesto sobre Sociedades (-2.202 millones). Se trata de devoluciones derivadas de sentencias (alrededor de 1.300 millones) y de los activos fiscales diferidos (DTA). La cifra se vio compensada por el impacto positivo registrado en el IVA, aunque en su mayor parte esos ingresos son la respuesta con signo opuesto a las devoluciones extraordinarias que se hicieron en 2021.
En 2022 todavía tuvieron impacto positivo sobre los ingresos las medidas aprobadas en los PGE-2021 (1.133 millones). Esto se produjo por dos motivos distintos: uno, por el desplazamiento a los primeros meses de 2022 del ingreso de los devengos de finales de año (subida de tipos en retenciones del trabajo, bebidas azucaradas y Primas de Seguro, y nuevos impuestos) y, dos, porque había medidas cuyo efecto se debía ver o completar en la declaración anual de 2021 (el aumento de tipos a rentas altas y la modificación de los límites a las aportaciones a planes de pensiones en el IRPF, y la modificación de la exención a las rentas exteriores y el incremento del tipo en las SOCIMI en el Impuesto sobre Sociedades). Por el primer motivo el impacto neto rondó los 100 millones, mientras que la aportación de las medidas implementadas en las declaraciones anuales superó los 1.000 millones. En el caso de los nuevos impuestos, el efecto neto es negativo porque en diciembre de 2022 se produjo el ajuste con los territorios forales de los importes ingresados desde la entrada en vigor de ambos impuestos.
El resto de medidas son muy diversas, aunque su impacto no es, en conjunto, grande. Están, por un lado, todas las relacionadas de una u otra forma con el COVID (en total 168 millones). Las más cuantiosas obedecen a medidas de carácter transitorio con signo contrario al que tuvieron en el momento en el que fueron implementadas (es el caso, por ejemplo, de la ampliación de la reducción general en los módulos o de la recuperación en los primeros meses de 2021 de parte de los importes que habían sido aplazados o suspendidos a lo largo de 2020). Y, por otro, las tres medidas restantes: las relacionadas con el alquiler de locales y la rehabilitación de la vivienda de la declaración anual del IRPF con efectos solo desde octubre de 2021 y, por lo tanto, de muy escasa cuantía (-7 millones); la eliminación del Canon por el aprovechamiento de aguas continentales (-177 millones) producto, como se ha dicho, de una sentencia; y el aumento excepcional de los ingresos en el Impuesto sobre Gases Fluorados de Efecto Invernadero (+21 millones) como consecuencia del cambio normativo que entró en vigor en septiembre de 2022.